LAS PERSONAS CON DISCAPACIDAD INTELECTUAL: EN BUSCA DE UNA OPORTUNIDAD LABORAL.

 

Que todas las personas tienen derecho a un trabajo digno es algo que damos por sentado, pero aquellas con una discapacidad intelectual aspiran que esto sea una realidad. Se habla mucho de que este colectivo logre una autonomía que les haga sentirse independientes y libres económicamente para organizar su andadura por la vida, pero muy poco de su necesidad de sentirse realizados y de adquirir una imagen más positiva y útil de sí mismos como ciudadanos y ciudadanas de esta sociedad.

Si para ellos ya es una gran barrera no poder desempeñar determinados puestos de trabajo por la limitación derivada de sus discapacidades, actualmente también tienen que enfrentarse al gran desconocimiento y la falta de sensibilización por parte de algunas empresas, profesionales y organismos públicos que dudan de su verdadero potencial.

Tampoco podemos olvidarnos de situaciones de abusos, maltrato y explotación que han sufrido algunas personas discapacitadas por parte de compañeros y empresarios. Y remarco este tipo de situaciones porque las familias, el círculo de amistades y las entidades que tienen contacto o intervienen con este colectivo, deben estar atentas para identificar cualquier sospecha, indicio o evidencia que pueden ser de utilidad para detectar este tipo de casos.

Siempre he escuchado que la actitud constituye un aspecto diferenciador y esencial para que la persona esté siempre motivada para superarse y aprender, sobre todo, porque puede compensar cualquier aptitud que le pueda faltar. Pues os puedo asegurar que en este colectivo abunda la motivación, la esperanza e ilusión por conseguir esa ansiada posibilidad, de poder demostrar su valía en el mundo laboral.

La sociedad está en deuda con esas organizaciones y entidades sin ánimo de lucro que trabajan cada día con dedicación y entusiasmo para mejorar las habilidades sociales y capacidades laborales de estas personas con discapacidad intelectual. También es justo poner en valor el papel de aquellas empresas que facilitan la inserción laboral de este colectivo, dándoles esa oportunidad y creyendo en ellos. Sin embargo, es necesario aumentar los recursos, los apoyos y la financiación para la contratación de las personas con discapacidad intelectual. Es imprescindible realizar seguimientos individualizados post contratación, incrementar la cuota de reserva a favor de estas personas y desvincular las pensiones no contributivas de la unidad económica de convivencia.

El trabajo dignifica y empodera y las personas con discapacidad intelectual son diferentes, pero no valen menos que el resto de la ciudadanía.